¿Qué hace de una pregunta una BUENA pregunta y para qué hacerlas?

Lo que se aconseja o recomienda tiene menos impacto que hacer una buena pregunta, ya que con una pregunta es el otro quien se responde, siendo este otro el experto en sí mismo. Esto no solo permite que la respuesta sea emitida por quien tiene la información más precisa, sino que también invita a la reflexión y cuestionamiento.

Y ¿cómo son estas preguntas poderosas que generan impacto en el otro?

Suelen comenzar con la palabra QUÉ, no con “por qué2. Los “por qué” llevan a buscar explicaciones, el “qué” tiene que ver con cambio: qué pasó, qué hiciste, qué podrías cambiar, qué podrías hacer distinto. El “qué” lleva a descubrir las situaciones y a poder cambiarlas; son preguntas más descriptivas. A un «por qué» se puede contestar con «no sé»; las preguntas de “qué”, no tienen un “no sé” por respuesta.

El aspecto tiempo es fundamental, es decir, la pregunta debe ser hecha en el momento adecuado, esto tiene que ver con que la otra persona se muestre dispuesta a conversar del tema; para esto sirve fijarnos en la información que transmite a través de su lenguaje no verbal. Las consecuencias de hacer una buena pregunta en el momento incorrecto se relaciona con el rechazo de esta pregunta, obteniendo un resultado diferente al deseado.

Están formuladas de acuerdo a la persona a la que se le está preguntando, es decir, para que una pregunta cumpla su propósito, debe ser hecha acoplándose al lenguaje verbal y postura del otro.

Tienen un supuesto positivo a la base, por ejemplo: ¿qué aprendiste de eso? tiene el supuesto positivo de que se aprendió algo; ¿qué opción tomaste? tiene el supuesto de que se pudo elegir el camino que se tomó. Son preguntas que ponen a la persona como protagonista; estar en el lado de la víctima deja atrapado, hay un precio muy alto a pagar. Para ser parte de la solución SE DEBE ser parte del problema, no una víctima de éste, por eso es importante estar en el rol de protagonista.

Abre nuevas miradas y posibilidades de futuro, por ejemplo, qué vas a ser la próxima semana, cómo te gustaría que fuera tu matrimonio, cómo te gustaría que te tratara tal persona, qué te gustaría hacer distinto. Estas preguntas indican las metas, dicen dónde vamos y qué queremos construir.

Se orientan hacia la solución, por ejemplo, qué has hecho distinto alguna vez, cuándo esa persona ha reaccionado distinto, cuándo hiciste tu otra cosa, qué otras soluciones has pensado. Las respuestas a estas preguntas, inevitablemente nos dirigen por el camino de solucionar situaciones.

Conducen a la acción, por ejemplo, qué vas a hacer, qué has pensado distinto. Hay otras preguntas que apuntan más a la reflexión; si estamos conectando con una emoción o estamos reflexionando, también es una acción porque hay un cambio emocional y probablemente va apareciendo el alivio.

Una buena pregunta ilumina un lugar que no habíamos visto antes, entonces toda la realidad cambia. Estas construyen a futuro y proyectan los objetivos que queremos conseguir.

Equipo EAS

Share on LinkedInTweet about this on TwitterShare on FacebookPin on PinterestEmail this to someone