Somos seres sociales, nuestra realidad es vivir interconectados unos con otros y nos relacionamos comunicándonos. La comunicación es indispensable para lograr nuestras metas, establecer relaciones sociales familiares y productivas. La comunicación está en todo, es inevitable no comunicarnos, ya que nuestro aspecto, forma de mirar, tono de voz, postura y movimientos comunican en todo momento, incluso cuando queremos evitarlo.

Sin embargo, esta herramienta llamada comunicación puede ser nuestra aliada o enemiga; ayudándonos a llevar a cabo nuestras metas, o puede dificultarnos la ejecución de tareas y hacer el camino más pedregoso.

Por lo anterior, presentamos algunas pautas que pueden ayudar a establecer una forma eficaz de comunicación con los demás, ya sea en el entorno laboral, social y/o familiar:

  1. Demuestra interés en la conversación: Mira a los ojos de tu interlocutor de forma natural y relajada, asiente con la cabeza y parafrasea algunas de sus palabras para que perciba que escuchas.
  2. Cuida la velocidad, el tono y el volumen de tu voz, realizando cambios en las entonaciones para dar más énfasis a las palabras claves de tu mensaje.
  3. Evita expresar juicios frente a las personas y/o situaciones, más bien refiérete a el hecho en concreto y en como te hace sentir o pensar. Por ejemplo: “¡Que impuntual y egoísta eres!” v/s “Llegaste más tarde de la hora indicada, eso me hace sentir poco importante para ti”. La primera frase genera una reacción defensiva, ya que se inicia con una acusación; mientras que en la segunda se comienza nombrando el hecho y luego describiendo lo que te hace sentir, así, al no atacar al otro, se abre la escucha y la posibilidad de diálogo.
  1. Lo que yo digo no es lo mismo que el otro entiende: Todos interpretamos de manera distinta la realidad, es como si todos usáramos anteojos diferentes para ver el mismo paisaje, cada uno ve el paisaje de un color y con un acercamiento en particular, marcado por nuestra historia de vida y personalidad. Así, frente a un mismo mensaje, varios interlocutores pueden entender cosas distintas. Para disminuir esta brecha suele ser útil el preguntar: ¿Con qué te quedas de lo que hablamos?, ¿Qué entiendes de nuestra conversación?
  2. Se especificó, no uses generalizaciones: “Nunca ordenas tu pieza” v/s “Hoy no has ordenado tu pieza”. La mayoría de las veces las generalizaciones son exageraciones, involucran las palabras siempre y nunca, y atacan al otro cerrando las escucha.
  3. Reprueba la conducta no a la persona: “Pedro es pésimo para el futbol” v/s “Pedro no ha metido un gol en 10 partidos”.

Te invitamos a poner en práctica estas pautas, para enriquecer día a día tu forma de expresarte frente a otros y así hacer de la comunicación una aliada para lograr tus metas, junto con establecer relaciones enriquecedoras y nutritivas.

Equipo EAS

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