Generalmente, cuando a una persona ya motivada le falla su idea, desafío o proyecto, tiene la capacidad de volver a recuperar la pasión e ilusión para seguir continuamente motivado y, sobre todo, para continuar evolucionando. Esto ocurre en todo tipo de organizaciones.

La motivación y la evolución constante es necesaria en un deportista, en un trabajador de una tienda, en un operario de fábrica, en comités de dirección o en cualquier lugar dónde haya un ser humano.

Se ha estudiado que para conseguir que una persona, colectivo de personas u organización estén motivados y quieran evolucionar constantemente, hacen falta cinco transformaciones:

De tarea a reto: Las personas necesitan desafíos para poder ilusionarse y estar motivadas, por esto, además de sus tareas diarias, es importante crear una visión poderosa que se pueda fraccionar en retos más pequeños para repartir a los colaboradores y así disparar su motivación oculta.

De líder a referente: Uno de los grandes problemas de un grupo se relaciona con que la gente ve jefes que están liderando pero ninguno se identifica con ellos. Por esto, los jefes adelantarse y crear un entorno para que su equipo los elija a ellos para ser algo más que sus líderes: ser sus referentes. Este referente además de facilitar desafíos a su gente, sabe ayudarles a desarrollar su talento.

De miembro a embajador: Si a un colaborador, que sólo tiene tareas rutinarias, y a un líder, les proporcionamos un desafío y un proceso de crecimiento personal, este miembro del equipo escogerá la organización como espacio de futuro y gracias a ese derecho de escoger, se convertirá en embajador de la organización. Y esto sirve en cualquier colectivo.

De contenidos a herramientas: Los contenidos ya no bastan pues aun teniendo contenidos, la gente sigue cometiendo los mismos errores. Debido a esto, lo importante es ser capaces de crear herramientas que sirvan para convertir ese contenido en realidad. La gente comenta que el fracaso es una oportunidad de aprender pero seguimos igual, entonces debemos preguntarnos: ¿Se permite hablar del fracaso en mi empresa?, ¿pongo el fracaso como eje de desarrollo de talento?, ¿los directores de la empresa explican sus propios fracasos? La mayoría de las veces las respuestas a estas preguntas son negativas, por este motivo, existe una herramienta llamada curriculum fracasional donde se pueden experimentar los beneficios de los contenidos y de contar con una buena herramienta.

De manada a tropa: Si seguimos dando sólo tareas a nuestros miembros, se desmotivaran y todo el equipo se acabará convirtiendo en una manada que se acabará extinguiendo. Si apostamos por proporcionar desafíos a los miembros de la organización para que se conviertan en embajadores, se vincularan a la empresa y a sus referentes. Además, ellos mismos pedirán o crearán herramientas a su alcance para entonces, acabar creando una tropa sapiens, capaz de estar motivada por sí sola y en constante evolución.

En resumen, podemos transformar los colectivos ofreciendo desafíos, proporcionando referentes, empoderando a los embajadores, creando herramientas para que, finalmente, podamos crear tropas que trascienden con el tiempo.

Fuente: Global Thinking

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