Ante todo, es importante llegar a un consenso acerca de la definición de crisis y dificultades. Por el concepto de dificultades, entenderemos una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de nuestra vida que puede generar inestabilidad, incertidumbre, y tiende a despertar estados emocionales displacenteros, que generalmente tildamos como negativos (pena, impotencia, enojo, tristeza, etc). Cuando este o estos cambios son profundos, súbitos y violentos, y traen consigo consecuencias trascendentales como la muerte de un familiar o un cambio a nivel social haremos referencia al término “crisis”. Sin embargo, ambos conceptos, en distintos grados, generan en nosotros incomodidad, inseguridad, un desequilibrio emocional, lo que culmina en una vivencia emocional difícil de sobrellevar. No obstante, nos vemos sometidos a este tipo de situaciones con mayor frecuencia de la que quisiéramos y así es como a lo largo de nuestras vidas vamos desarrollando recursos y herramientas para manejarlas.

Algunas dificultades y crisis comunes que se dan en nuestra sociedad:

–          Una madre que debe volver al trabajo y deja a su hijo pequeño al cuidado de otro, este periodo puede ser bastante ansiógeno y angustiante para la madre

–          Un adolescente rebelde y desobediente en casa cuyos padres están desbordados y sienten que han perdido el control y manejo sobre su hijo

–          No lograr cumplir con las expectativas de trabajo que tenemos

–          Un matrimonio que se ve enfrentado a un cambio en la etapa evolutiva de la familia, como, por ejemplo, cuando llega un hijo, cuando se van los hijos de la casa, cuando se casa un hijo, etc.

–          Verse enfrentado a la muerte de algún ser querido

–          Separación de nuestros padres

–          Riesgo frente a la salud de un ser querido

–          Estar cesante

–          Conflictos de pareja

–          Sentirse sobrepasado en el trabajo

Desde los ejemplos anteriores, nos podemos dar cuenta que constantemente nos vemos expuestos a dificultades y problemas en la vida, que enfrentamos desde los recursos y habilidades que hemos desarrollado como persona, sin embargo tenemos poca consciencia de esto. La vida de hoy corre a una velocidad que no nos permite detenernos a mirar cómo diariamente afrontamos desafíos, tomamos decisiones y asumimos responsabilidades. Entonces es útil preguntarse ¿cuáles son mis propios recursos?, ¿qué habilidades despliego cuando me encuentro frente un problema en mi vida?

A continuación se expondrán algunas recomendaciones a la hora de enfrentar alguna dificultad o problema:

> Es importante asumir o aceptar la idea que uno está frente a un problema. Es decir, dejar de negarlo diciendo cosas como “no, no pasa nada”, “esto a mí no me importa”. Si  tomamos  consciencia de que somos parte del problema, también podemos ser parte de la solución.

> No minimizar, ni maximizar la situación. Cuando maximizamos la situación tendemos a tener pensamientos catastróficos como “esto es el fin del mundo”, “se fue todo a la punta del cerro”, “me voy a morir”. Es importante, recordar que siempre existe alguna solución, la cual es imperceptible en aquel momento, sin embargo las cosas y las situaciones  no son “todo o nada”.

> No tomar decisiones al estar muy afectado por lo emocional, o sea, cuando nos encontramos en medio de la crisis. Es aconsejable dejar que pase el tiempo para poder pensar tranquilamente y tomar decisiones cuando tenemos una mayor perspectiva del problema que nos aqueja.

> Ver con qué redes de apoyo puedo contar. Esto nos permite apoyarnos y pedir ayuda a nuestros seres queridos. Cuando comunicamos a otros aquello que nos acongoja, podemos expresar nuestros sentimientos e inquietudes. Esto nos puede liberar de cierta carga emocional, y a la vez, dar la oportunidad a que otros nos ayuden y acompañen en dicho proceso.

> Buscar alternativas. Las dificultades y/o problemas generalmente tienen más de una alternativa para enfrentarlos. Por consiguiente, es importante tener claro cuáles son las alternativas disponibles con el fin de poder tomar la decisión más conveniente para todos.

> Hacer deporte libera endorfinas. Esto produce una sensación de bienestar, por lo mismo se recomienda hacer ejercicios con frecuencia. Usted puede hacer yoga, salir a caminar, trotar, jugar fútbol con los amigos, subir senderos con la familia, etc.

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